domingo, 29 de enero de 2012

Una economía minimalista. Cuando hablo de economía me parece que estoy diciendo algo.

A lo largo de la década de los 2000 se han hecho evidentes varios fenómenos como la desintermediación del comercio y la aparición de los tan comentados y con frecuencia deseados servicios de bajo coste.
La desintermediación ha reducido el coste ciudadano en material cultural orientado al ocio, como música y películas grabadas y está reduciendo a prácticamente una única mensualidad todas las necesidades de telecomunicación de una persona. Muchos de estos productos se están empezando a mostrar como proveedores de un valor añadido escaso, por lo que su valor percibido disminuye en favor de otros aspectos culturales en la vida de una persona.
Los servicios de viajes de bajo coste, tanto en alojamiento, como en transporte, están permitiendo que viaje gente que antes no viajaba, de tal manera que se aprecia un tránsito en formas de vida de ir al bar, al cine y comprar discos a formas de vida en las que en unas eventuales vacaciones se hace un pequeño viaje.

A mi me gusta mucho discernir entre servicios duros y blandos, o básicos y accesorios; de tal manera que si quieres visitar Irlanda tu billete de avión es básico y el visitar un pub es opcional, e incluso puede ser un aspecto bastante superficial de un viaje que sería de los primeros en ser eliminado en una reducción de costes personal.
Una vez focalizado en la aerolínea como servicio primario las prioridades son A) La seguridad, que es regulada e igualitaria y debe estar libre de diferencias de costes debidas a la competencia B) En desplazamientos cortos, la rapidez y puntualidad. Todo ello por encima de un trato personal agradable o servicios de valor añadido, que pueden incluso alcanzar a la cuota de equipaje, lo que favorece el minimalismo en toda la cuestión.

Es obvio que los salarios disminuyen, lo que se produce por la alta competencia en la oferta de mano de obra y convenios más bajos, todo debido a una economía donde el dinero va menos de una lado a otro (piensa que el mismo billete compra menos cosas cuando cambia menos de manos). Sin embargo es a todas luces indeseable que el nivel cultural y de vida de la población disminuya con el tiempo. Sin embargo con frecuencia obviamos ciertos aspectos de nuestra vida actual que son de bajo coste. Principal y no exclusivamente:

- Necesidades alimenticias. Una persona actual, que realiza un trabajo intelectual sentado, necesita significativamente menos cantidad de comida para subsistir que una persona típica de hace un siglo o más y trabaja en el campo y/o ganadería. Los esfuerzos en términos de energía se dirigen a proporcionar energía a las máquinas más que a obtener mayores cantidades de comida. Una persona actual debería gastar una cantidad significativamente baja de dinero en comida para mantenerse sana.

- Necesidades culturales. A pesar de todos las visiones malintencionadas dirigidas al uso gregario de los espectáculos deportivos y la cultura popular, así como el desprecio de los gastos en educación, es unánimemente reconocido por las personas que nos guían que un nivel cultural alto en la población, al contrario de lo que se suele pensar popularmente, hace a la gente más productiva, predecible, racional y fácil de gobernar.
No siempre es bien conocido el hecho comprobado de que colocar una biblioteca en un sitio reduce la criminalidad del entorno de una manera en que la relación causa efecto puede no ser evidente, pero es mucho más efectiva en costes que el aumento de la presencia policial, que hace debatirse a la gente entre la culpabilidad de pertencer a un sector criminalizado y la aceptación de comportarse de manera ilícita buscando un enemigo común en el estado. Esto no es ingenuo, lo que es ingenuo es no pensar que las acciones de gobierno sólo tienen efectos directos y no secundarios y complejos.

- Cuidado médico. Todos los médicos lo saben. Se gasta una fortuna en medicamentos y una cantidad inmensa de recursos en tratar a gente que se siente triste y le duele el alma a un nivel subclínico. No puede ser que algunos de los medicamentos más recetados no sirvan para curar una enfermedad y se den como alternativa moral y comercial al placebo. Hay aspectos mucho más importantes y caros en los que que invertir esfuerzos que ello. No podemos dedicarnos a obligar a las farmacéuticas a fabricar potingues mágicos y luego insutarlas. Son mucha gente sentada intentando hacer algo útil para que el medicamento más famoso de los años 90 fuera uno que como efecto secundario producía erecciones. Por ahí estaban unos tíos que hubieran preferido fardar de haber curado el cáncer y no saben si reirse, llorar, o gastarse los billetes en chorradas de alto coste.

Nuesta nueva persona de bajo coste, que es sana y culta viviendo con 100 objetos, de los que no son 40 libros sinó solamente uno un ordenado,r no necesita cosas como intermediación de la cultura y a largo plazo obliga con su desdén por lo material a que la logística de los productos sea sencilla. De tal manera que cuando tu ordenador se rompe y necesitas un ordenador acudes a la corporación "Señor que hace ordenadores", pides uno nuevo y una empresa de logística te lo trae y te lo cobra sin que tenga que viajar por el mundo, cuatro almacenes y una tienda sin saber si alguien lo va a querer o necesitar. Naturamente que simplificar la logística encierra una gran complejidad. Pero hay algo humano, relajante y válido en plantar tomates, recogerlos y dárselos a alguien para que se los coma a cambio de una cantidad de dinero en vez de que se dedique a utilizar los tomates como si fueran una opción que caduca en una semana. Es un gran problema el que el consumidor necesite entender al tomate, y que talla de ropa necesita, y que el agricultor comprenda las necesidades del consumidor de tomates si éste quiere que tengan mucho sabor en vez de ser muy grandes cuando sin embargo se venden al peso.

De esta manera nuestro ser humano de bajo coste puede vivir de manera tan rica y satisfactoria como un rico de antes, y los bienes que gasta y usa alcanzan para mantener correctamente a más gente.

Así que cuando lo jodas todo siendo humano y envidiando al otro mordiendo la puta fruta prohibida puedes probar a empezar a envidiar la cultura del otro, porque así se te puede dar para que dejes de joder y hacer el mal y nunca se acaba, porque hay para todos. Pero como eres humano y lo que abunda no te gusta, habrá que hacer que vendas tu primogenitura por un plato de sopa.

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